lunes, 12 de abril de 2010

Dignifiquemos la tarea del monitor de tiempo libre ¿cuál es tu precio?: el servicio es mi precio.

La familia y la escuela son dos pilares fundamentales para la formación de los niños y los jóvenes.

Estos dos estamentos sociales quedan cojos cuando no existe otro pilar necesario: el movimiento educativo "no formal". La familia, como educadora donde los niños y jóvenes reciben los valores sociales y también reciben de ella la protección para hacer frente a la vida que tienen por delante.

La escuela es la herramienta "obligatoria" que les formará para el mundo del trabajo, pero en los movimientos juveniles encontrarán la escuela de formación que, respetando los valores de la familia, les permitirá la relación "voluntaria" con otros niños y jóvenes.

El movimiento asociativo de formación "no formal", distinto de la familia y de la escuela le aportan al niño y al joven la posibilidad de relacionarse, de hacer frente a los conflictos con otros seres humanos de su edad y de conocer a "formadores" que voluntariamente le ayudarán a ser mejores.

Estos "formadores" son los que colaborarán con la familia y los valores que ella impregna en el niño y en el joven para encauzar, motivar, potenciar y nunca manipular.

Hoy en día los movimientos juveniles de tiempo libre han caído en desuso y las administraciones públicas, locales y autonómicas o entidades privadas pretenden tomar el testigo promocionando actividades, pero sólo han conseguido promocionar un voluntariado infantil y juvenil "mal pagado", que no es tal voluntariado. No sólo han promocionado el pago, sino que además el pago es ridículo en su cantidad.

Hubo una época en la que en todas las carreteras de España encontrábamos unos puestos de "socorro", de asistencia voluntaria a los necesitados. Voluntarios que se extendían por todo el territorio, que daban a los jóvenes ejemplo de entrega y voluntariado desinteresado.

Como esos voluntarios había muchos otros grupos que promocionaban lo mismo.

Tenemos que volver al voluntariado. A reivindicar un trabajo a cambio de nada. No es aceptable que se promocionen trabajos de monitores a precios irrisorios donde nos acostumbran a cobrar poco por una responsabilidad enorme. Llevar niños y jóvenes no tiene precio, y si lo tiene, desde luego, no es de 200 ó 500 euros. Es posiblemente impagable.

Dignifiquemos la tarea del monitor de tiempo libre ¿cuál es tu precio?: el servicio es mi precio.

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